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SALA DE PRENSA

“Brindamos un servicio público esencial para la paz y el desarrollo social del país”

  • Jueza Ruth Alpízar Rodríguez, galardonada con el premio “Fernando Coto Albán, Al buen juez (a)”.

Ruth Alpízar Rodríguez ingresó al Poder Judicial como defensora pública agraria en Liberia, en el año 1997, puesto en el que estuvo escasos dos meses. Posteriormente la nombraron jueza en el Juzgado Agrario de Liberia, despacho en dónde se mantiene hasta la actualidad.

Además, se desempeña como jueza suplente del Tribunal Agrario y es facilitadora de la Escuela Judicial Lic. Edgar Cervantes Villalta desde hace más de una década.

La jueza agraria realizó sus estudios de secundaria en el Liceo de Atenas. Obtuvo un premio por realizar uno de los mejores exámenes de ingreso en la Universidad de Costa Rica en 1989, donde inició sus estudios en la carrera de Derecho y se graduó con honores. Realizó el Posgrado en Derecho Agrario y Ambiental en 1996 y obtuvo el título de Máster en Administración de Justicia, Área Civil, de la Universidad Nacional en el 2005.

“Gracias a Dios he tenido experiencias muy gratificantes como jueza en Guanacaste. Las personas usuarias son usualmente muy amables y respetuosas, a pesar de enfrentar un proceso judicial y como los juicios agrarios se realizan en las fincas, tengo la dicha de conocer lugares espléndidos por su paisaje o sus características únicas, que no podría haber visitado de no ser por mi trabajo” señaló Alpízar Rodríguez. 

Anécdota

“Recuerdo en especial uno de los primeros juicios que realicé, ejerciendo como jueza penal, pese a ser materia agraria… Tanto el imputado como el ofendido eran personas muy humildes, parientes cercanos, y no tenían idea, realmente, de porqué fueron citados en los tribunales; cuando entramos a la sala estaban compartiendo el desayuno que traían en unas mochilas, dado que tuvieron que salir de madrugada para llegar puntualmente a la audiencia. Estaban muy asustados de estar en un juicio, por lo que antes de iniciarlo nos pidieron que les explicáramos porque tuvieron que viajar a Liberia, dado que ellos tan solo habían buscado ayuda para poder marcar los linderos de sus terrenos, pero la persona funcionaria judicial a la que fueron a pedir orientación no comprendió su situación y tomó una denuncia que luego se tramitó como usurpación. Tanto la fiscal como la defensora se mostraron sorprendidas por lo sucedido y logramos resolver tan confusa e inusitada situación adecuadamente, pero esa vivencia me enseñó la importancia de escuchar a las personas usuarias y de tratar de comprender bien su conflicto, para poder darles un servicio eficiente y eficaz”, concluyó la jueza.

Ética y responsabilidad

 “Cuando realizo mis funciones judiciales procuro hacerlas con ética y responsabilidad. Tengo siempre muy presente que brindamos un servicio público esencial para la paz y el desarrollo social del país; pero especialmente que tratamos con personas que enfrentan serios conflictos y que merecen un buen trato”, agregó la jueza agraria.

Recibir el premio “Fernando Coto Albán” fue una grata sorpresa y la inspira para continuar sirviendo lo mejor posible al país y al Poder Judicial. “Como jueza no espero obtener reconocimientos, dado que el dormir con la conciencia tranquila por realizar mi trabajo con esmero y compromiso es mi norte y meta diarias, pero tener este honor, así como el haber recibido el “Premio María Eugenia Vargas Solera a la Excelencia en la Judicatura en el 2020”, de la ACOJUD, y que llegaran ambos en una misma época, me llena de alegría, porque son también un reconocimiento para mi familia, especialmente para mis padres, que pese a su escaza formación escolar, se esforzaron incansablemente para que pudiera estudiar, pero especialmente, con su ejemplo, me compartieron los valores y la fe cristiana que han permitido que hoy sea una jueza “premiada”.   

“Tengo además otras bendiciones, como lo son contar con una familia trabajadora, que me cuida y ayuda en todo momento; disfrutar de un pequeño grupo de amistades muy valiosas, y el haber podido crecer y vivir en Atenas, Alajuela y ahora vivir en Liberia, Guanacaste, lugares hermosos y con gente muy buena”, recalcó la jueza.

En su tiempo libre

 “En mi tiempo libre me gusta caminar, especialmente en la playa o en zonas boscosas y me encanta conocer nuevos lugares y armar rompecabezas”.

Sobre la lectura que realiza, adicional a la de libros jurídicos aseguró que tiene varios en su corazón, y que en especial le encanta “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, por sus enseñanzas sobre la diversidad y el como apreciar cada vivencia.

“A las personas compañeras judiciales las quisiera motivar para dar lo mejor de sí en cada tarea que realicen. E s un honor poder servir al país en el Poder Judicial, porque ayudamos a brindar un servicio fundamental para la paz social, y aunque no siempre se nos reconozca nuestro sacrificio o esfuerzo, vivir con la tranquilidad de hacer un trabajo bien y responsablemente creo es la mejor recompensa desde un punto de vista profesional” finalizó la jueza agraria Ruth Alpízar Rodríguez.

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