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SALA DE PRENSA

“Desde que estudiaba derecho mi anhelo fue aspirar a la judicatura”

  • Juez Fernando Ramírez, galardonado con el premio “Fernando Coto Albán, Al buen juez”.

Fernando Ramírez Serrano a sus 23 años de edad ingresó al Poder Judicial en mayo 2011, un anhelo que tenía desde que estudiaba derecho en la Universidad de Costa Rica.

Su aspiración era ingresar a la judicatura, propiamente en el área penal. “Hice los trámites para ingresar a la carrera judicial, me convocaron a realizar la prueba de conocimientos, obtuve una buena nota, solicité la certificación de mi nota del examen a Carrera Judicial para presentarlo a Presidencia de la Corte, y quince días después me estaban llamando para ejecutar mi primer nombramiento, que por cierto fue en el Juzgado Penal de Turno Extraordinario del Segundo Circuito Judicial de San José”.

Posteriormente realizó nombramientos interinos, por períodos cortos, en varios juzgados penales del país, entre ellos: Siquirres, Turrialba, Sarapiquí, Upala y Heredia. Luego, por nueve meses, estuvo en el Juzgado Penal de Puntarenas, después fue nombrado por un año en el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de la Zona Atlántica.

Un 3 de junio del 2013, precisamente el día de su cumpleaños le designaron la propiedad como juez 3 penal en Golfito, donde se desempeñó por cinco años.

Posteriormente, estuvo en el Centro Judicial de Intervención de las Comunicaciones (CJIC), ejerciendo el cargo de juez de escucha, y unos meses después asumió la dirección de dicho centro, “habiendo aportado todo lo que pude para mejorar la productividad y condiciones en el CJIC. Luego de dos años, decidí retomar el ejercicio de la judicatura, siendo nombrado en el Juzgado Penal de Pavas, durante siete meses me desempeñé como juez penal, para finalmente concursar a un lugar más cercano al de mi residencia, siendo que, desde julio de 2021, ejerzo el digno cargo de juez en el Juzgado Penal de Heredia”. 

“Ejercer la judicatura en materia penal trae aparejado la vivencia de varias anécdotas, muchas buenas y otras no tan agradables, desde tener que trasladarme en lancha para llegar a las comunidades a realizar levantamientos de cadáveres o desarrollar audiencias, y de ese modo, permitir un adecuado acceso a la justicia, hasta viajar en avioneta desde Golfito hasta Alajuela, para poder realizar escuchas en vivo en el CJIC, porque la investigación así lo ameritaba, lo que hace que el ejercicio de esta labor esté llena de adrenalina. También, tuve la posibilidad de realizar varias audiencias en diversas comunidades indígenas, para poder acercar nuestra institución a las personas usuarias, sin que sean ellas quienes deban trasladarse por horas, muchas veces a pie, para llegar a una diligencia en los Tribunales de Justicia, esto ha permitido conocer de primera mano las dificultades que tienen”, comentó Fernando Ramírez.  

El juez dijo ser una persona muy comprometida con lo que hace, que le encanta el orden, y siempre que esté a su alcance, le gusta colaborarle a los demás. A su vez, es fanático de mejorar los procesos en los despachos para que estos sean cada vez más eficientes. 

Sobre el premio afirmó que “es un gran honor esta distinción que realiza el Poder Judicial, que viene a significar la ratificación de mi compromiso de seguir ejecutando mi labor con esmero, dedicación, pero, sobre todo, con los más altos valores éticos y morales. Definitivamente, el otorgamiento de este galardón no me lo esperaba, uno trabaja, y trata de dar lo mejor de sí, sin esperar nada a cambio, mucho menos un reconocimiento de este calibre. Esto no hace más que confirmar que las cosas se están haciendo de la manera correcta y que se va por buen camino”.

“A mí me honra ser compañero de este premio con juezas y jueces del más alto nivel como la Dra. Sandra Zúñiga, el Dr. Manuel Rojas, la Dra. Rosaura García, la Dra. Jenny Quirós, la Dra. Isabel Porras, la Dra. Teresita Rodríguez, entre otros”, indicó el homenajeado. 

Nació en Limón, cursó la primaria y la secundaria en dicha provincia y se trasladó a San José para iniciar con sus estudios universitarios, “desde que estaba estudiando derecho, siempre estuve orientado a la rama del derecho penal, y mi vocación era la judicatura. Cuando visitaba la madre de una compañera de la universidad que se desempeñaba como jueza, yo le decía a mi amiga, que cuando terminara los estudios superiores, yo me convertiría en juez”. 

Actualmente vive con su esposa e hija en Heredia, y aseguró que disfruta mucho el tiempo al lado de su familia. “En el tiempo libre, vemos películas; conversamos sobre diversos temas; jugamos con los perros. Cuando tenemos la oportunidad, los fines de semana, aprovechamos para visitar las hermosas playas del Caribe Sur, o bien, acudimos a relajarnos en las montañas de Monteverde”. 

“El ser juez conlleva una vocación de servicio, y, por consiguiente, debemos atender a las personas usuarias de la mejor manera, pues son nuestra razón de ser, a pesar de la crisis institucional que se vive en la actualidad, y del ataque frontal que ha estado sufriendo en los últimos años el Poder Judicial, en donde se ha cuestionado la integridad e independencia de este Poder la República, debemos recordar que es precisamente la institución, la que da la cara a la ciudadanía, y por consiguiente, nuestras acciones son las que recuerdan las personas usuarias. Por ello, debemos de estar comprometidos en brindar un servicio de calidad, con probidad, integridad, y sobre todo con humanismo”, finalizó Fernando Ramírez.   

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